Este año tuve oportunidad con mi esposa de asistir al Oktoberfest que se lleva a cabo cada final de la cosecha en la ciudad de Munich, Alemania. Si bien el nombre denota el mes de Octubre por la primera edición que se llevó a cabo, la celebración de 15 días inicia a mediados de Septiembre y termina el primer fin de semana de Octubre aprovechando mejor el clima de ese mes. Se podría decir que es similar a una feria patronal de algún pueblo como lo conocemos en nuestro medio: con juegos mecánicos, ventas de comida y espacio para el esparcimiento.
Dada la tradición local de producir y beber cerveza es ésta actividad la mas famosa del evento. Las empresas productoras de cerveza locales (que regularmente son empresas familiares) producen un lote especial el cual se servirá a los visitantes durante esta celebración. Lo interesante es ver todo lo que hay detrás de esta feria y lo que significa para el pueblo local.
El evento se inaugural con un desfile el día sábado en el cual las cervecerías adornan carretas haladas por caballos en las cuales transportan barriles de madera. Estos barriles no son adornos, estan llenos de cerveza para la ocasión los cuales son abiertos al llegar al lugar de destino. Es increíble la atención que se da a los detalles y la organización con la que se hace pues cada cervecería presenta su propia banda y su propio uniforme siguiendo los parámetros tradicionales.
Hasta no estar en el lugar uno no se da cuenta de la magnitud del evento y es entonces cuando uno piensa como esta celebración local ha tenido influencia en el resto del mundo. Es como si se le hiciera culto al lúpulo y los elementos que se unen para crear la cerveza. También es acá donde se distorcionan un poco las cosas, pues si bien para el poblador local es una feria y un momento de celebración para convivir, para los extranjeros puede ser un momento para el exceso (o como en nuestro medio, vender mas cantidad de cerveza sin ninguna gracia mas que el pretexto y usar el nombre sin costo de la Oktoberfest). Por lo regular durante el día llegan las familias alemanas a pasear y convivir. Muchas veces los padres llevan a sus hijos a esta celebración a tomar su primera cerveza (la edad mínima para consumir cerveza en Munich es de 16 años). Ya caída la noche regularmente es tiempo para la fiesta y es el momento que la mayoría de turistas espera.
Es divertido entrar a un "Zelt" o carpa lleno de gente bebiendo cerveza y comiendo Pretzels, es un ambiente de verdadera fiesta. Se siente el aroma a cerveza en el ambiente, todo mundo ríe, se para y canta alguna canción popular. Es de hacer notar que cuando uno entra a estos sitios uno comparte la mesa con mas gente y es la norma que si hay espacio disponible en la mesa hacer lugar para los demás. Las meseras estan constantemente yendo de un lugar a otro sirviendo a los comenzales por lo que uno no debe preocuparse de estar desatendido. Y no es para menos: una mesera gana en los 15 días que dura el evento entre 15 y 18 mil euros en propinas!
Me llamo mucho la atención como la gente cantaba con gran alegría canciones de Country clásico como Sweet Caroline de Neil Diamond o Driving my life away de Eddie Rabbit. Mas o menos cada 3 canciones toca una banda local música bávara la cual alenta a los presentes a brindar y pedir otro tarro, que dicho sea de paso, contiene un litro de cerveza. Estando en una de éstas carpas pude escuchar una banda en vivo tocar música de AC/DC y Bon Jovi la cual levantó increíblemente el ambiente. Fué como escuchar a las bandas originales en concierto. Ya con varios tarros a la cuenta es normal ver a algún comenzal en estado de ebriedad pero uno no debe sentirse amenazado, aún estando ebrios los presentes son muy respetuosos y cualquier falta es sancionada con una visita a la autoridad local. El fin de todo el mundo en esta celebración es pasarla bien y estar contento.
Es una vivencia que uno debe experimentar especialmente si se es fanático de la cerveza (entiendase la bebida como tal y sus componentes, no ser un alcohólico). La ciudad de Munich en muy segura y sus servicios públicos son muy eficientes por lo que se puede movilizar uno tranquilamente a cualquier lugar, la gente es muy amable y si uno no habla el idioma no hay problema. Cada habitante habla al menos el inglés y otro idioma aparte del alemán por lo que es fácil pedir direcciones o información general.
Ahora bien: hay muchas mas cosas que ver en esta ciudad que solo la Oktoberfest. Cómo llegamos, que hicimos y donde nos quedamos con mi esposa ya son otros Q20 como se dice coloquialmente en Guatemala.